Academia de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales


Cierre del acto de ingreso en la Academia como Académica de la Ilma. Sra. Da. Purificación Fenoll Hach-Alí realizado por el Excmo. Sr. Presidente de la Academia




   Excma. Sra. Rectora Magnífica,

   Excmo. Sr. Presidente de la Sección de Naturales,
   Ilmo. Sr. Secretario General,
   Excmo. Sr Presidente de la Academia Iberoamericana de Farmacia,
   Ilmo. Sr. Rodríguez Gallego, hoy Padrino,
   Ilma. Sra. Fenoll Hach-Alí,
   Excmos. e Ilmos. Sras. y Sres. Académicos,


   Señoras y Señores:
   Ante la posibilidad de que nuestra querida Rectora tenga que abandonar la sala antes de finalizar el acto, quisiera empezar esta breve intervención agradeciéndole su presencia en el mismo y, a un tiempo, comunicándole a este auditorio que la actuación que nuestra primera autoridad universitaria está teniendo hoy, no es, ni mucho menos, voluntad de esta presidencia, ni del protocolo oficial, sino más bien un imperativo legal derivado de su "voluntad magnífica" y derivado de sus múltiples ocupaciones, una decisión basada en un sentido exquisito de la representación.
   Una vez más, querida Pilar, has hecho un esfuerzo en tus ocupaciones y un hueco en tu agenda para estar aquí, para acompañar a la compañera y amiga y también, como siempre, a esta Academia que sabes te aprecia y que tu nunca eludes cuando te requiere. Muchas gracias Pilar.
   Iniciamos hoy los actos académicos de nuestra Institución en la andadura final de este Curso Académico 2018, e inicial del curso Universitario 2018-19, y lo hacemos con el espíritu, siempre esperanzador y refrescante, que se deriva del acto solemne de incorporación de un nuevo miembro en nuestra querida Academia.
   Pero es que, además, se da la circunstancia de que, en esta ocasión, se trata ni más ni menos que de la incorporación de la Excma. Sra. Doña Purificación Fenoll Hach-Alí, mi muy querida y buena amiga Puri, como a ella le gusta que le llamen, una mujer singular, muy singular, que sin duda vendrá a enriquecer nuestra Institución.
   Se da también la circunstancia de que actúa como padrino el Ilmo. Sr. D. Manuel Rodríguez Gallego, gran maestro y amigo a quien profeso una gran admiración respeto y, si él me lo permite, cariño.
   Hemos tenido la ocasión de disfrutar de dos discursos magistrales que, a mí al menos, me han deleitado por diversas razones, entre ellas el contenido de los mismos, pero, tal vez más por su concepción, diría yo.
   El profesor Rodríguez Gallego, a quien le expreso mi más profunda gratitud por haber aceptado y realizado la defensa, ha sabido, como siempre lo hace, articular un discurso de contestación escueto, lo que es de agradecer, pero riguroso. Glosando los méritos de nuestra neófita y la calidad científica de su discurso de investidura. Pero es que, además, ha conseguido evocar en mí recuerdos maravillosos de otras épocas y a los que me referiré después.
   Siempre digo que no soy partidario de, desde este lugar, entrar en el contenido de los discursos de investidura, pues eso ya lo hacen los padrinos, y más en este caso en el que una voz muy autorizada lo ha hecho de tamaña forma.
   Pero no tengo más remedio que reconocer que el discurso de la Profesora Fenoll, a la que felicito por el mismo, me ha llamado la atención en todos los sentidos. El tema elegido, gemas, no puede ser más sugestivo, tanto por su belleza como por el contenido del que lo ha dotado y su articulación. Y es que, para un servidor, estos “pedruscos”, como cariñosamente les llama a veces la autora de la disertación, tienen un atractivo muy especial, por ello mi casa es un pequeño expositor, demasiado grande según mi mujer, de minerales entre los que se encuentran algunas piedras “semi” por las que profeso una gran simpatía. También hay alguna que otra “menos semi” pero es en este caso mi mujer la que siente un atractivo especial por ellas, claro está, estas últimas ya no están tan expuestas.
   Nuestra ya compañera ha sabido comunicarnos, no solo los aspectos más formales de clasificación, descripción, propiedades, tratamiento, etc., de estas joyas de la naturaleza, sino también de los esfuerzos del hombre de ciencia, o de técnica, no sé bien como encajar a estos profesionales, por perfeccionarlas e incluso por sintetizarlas, llegando a conseguir más perfección en lo sintetizado que en lo natural, pero prevaleciendo en las apetencias, cosa curiosamente humana, lo natural aunque sea menos perfecto aunque, eso sí, más raro, y ello posiblemente debido a que el ser humano es también un poquito raro, aunque nuestra autora lo dice de "otra manera".
   No se le escapa tampoco a nuestra protagonista tratar la intención, perversa económicamente, de su falsificación con imitaciones desde luego sorprendentes.
   A su vez, hemos podido captar la importancia que el análisis visual de los especialistas tiene al respecto.
   Por ello, la lectura de este discurso me ha hecho comprender la raíz de la pregunta que me hizo el Profesor Rodríguez Gallego, en la defensa de mi tesis doctoral, sobre la capacidad de discriminación cromática de algunas personas para distinguir las falsas esmeraldas de las auténticas y, también, el consejo que me dio, en su día, nuestra protagonista en relación con la adquisición de una de estas piedras para regalársela a la mayor de mis hijas con motivo de la finalización de su carrera, un agua marina de origen dudoso: “vete a ver a, no recuerdo el nombre, en la calle, Navas” me dijo, ese las “ve” y las clava enseguida.
   Pero volvamos al personaje. La verdad es que, como les decía, el acto que estamos celebrando hoy evoca en mi recuerdos ciertamente agradables y gratificantes, pues me trae a la memoria otro acto celebrado, hace años, en este mismo Salón y en el que intervenían los mismos “actores” aunque con distintos “papeles”; el auditorio puede haber cambiado, aunque existen coincidencias, estoy seguro.
   En aquellas épocas, yo me encontraba de Decano de la maravillosa Facultad de Ciencias que hoy nos acoge, y celebrábamos un acontecimiento muy grato para nuestra Casa: “Hacer un homenaje a dos miembros de la misma que habían sido galardonados por nuestra Comunidad Autónoma Andaluza: Purificación Fenoll y Pedro L. Mateo.
   Circunscribiéndonos a nuestra hoy protagonista, se le había concedido la medalla de Andalucía y el acto pretendía tanto rendir reconocimiento a las personas como ser, a un tiempo, motivo de regocijo institucional, aunque yo prefiero llamarle familiar, pues, para mí, esta “Gran Casa” fue siempre una “Gran Familia”.
   Para el planteamiento del acto se hacía necesario contar con alguien que fuese conocedor, tanto de la homenajeada como de la Institución, y yo, sabedor también de la historia y de la “madera” de la que estaba hecha cierta persona, busqué y, cómo no, encontré, como siempre lo encuentro, a nuestro querido compañero Manolo Rodríguez Gallego.
   Manolo, en aquella intervención, se autodefinió como un “Puritologo” notable y, vaya si lo era, pues supo glosar excepcionalmente la trayectoria profesional y humana de nuestra hoy neófita.
   Yo, por las razones que antes les expuse, prefiero fijar la atención en el aspecto humano, en el que hizo una labor minuciosa “desnudando al personaje” de forma magistral pero sencilla, como él es, cosa que no gustó mucho a la homenajeada muy celosa de su “yo” oculto; y lo hizo comparándola con las Matrioshkas, esas muñecas rusas que nos invitan a hacer un viaje a su interior y que nos llevan, una y otra vez, a distintas facetas de la misma esencia, pero que siempre mantienen un único corazón imposible de penetrar, de desarticular diría yo, ese aspecto profundo, pero verdadero, del ser, que nuestra protagonista guarda celosamente y que no acaba de querer enseñar, tal vez por miedo, o, tal vez, por timidez, aunque, a fin de cuentas, viene a ser lo mismo.
   Nuestro Puritólogo, comparaba entonces a nuestra ya Purioshka, y yo creo que hoy sigue pensando igual, con un “higo chumbo”, fruta muy de nuestra tierra y de las tierras de la madre de ella; esa fruta que defiende celosamente su dulce intimidad, su esencia más profunda, con una coraza de espinas.
   Y es que es verdad, para llegar al fondo de Puri, para tratar de saber cómo es realmente, para captar la exquisita sensibilidad que la caracteriza, se hace necesario quitar esas espinas, esa coraza, que ella misma interpone, sin que sepamos bien por qué, para evitar que se consiga el propósito.
   Puri es así, pero, ¿por qué es así? tal vez sea así porque la vida la ha hecho así, o, tal vez, sea así porque sencillamente lo es, sin necesidad de entrar en más detalles, qué más da.
   Una mujer excepcional y valiente, diría yo, que procura huir, en una rebeldía manifiesta, de los convencionalismos y comportamientos estereotipados tan arraigados con frecuencia, y sobre “ciertos temas”, en nuestra sociedad en general y granadina en particular; en su querida Granada a la que ama profundamente, me consta, pero de la que, a su vez, se defiende con una coraza de aparente frivolidad que rodea esa última esencia que no quiere entregar, tal vez por miedo a ser herida, una vez más, en la misma.
   Mujer batalladora donde las haya, ha sabido luchar dando “una de cal y otra de arena”, si es que ello era necesario, para ir abriéndose camino en una sociedad que, si ahora la reconoce, parece que no siempre fue así.
   Tal vez por eso, ella se declara ahora no partidaria de la tan traída y llevada discriminación positiva, pues, aunque la pudiera creer necesaria, para ella la lucha es mucho más gratificante que la prebenda y la excelencia que se gana con el esfuerzo está muy por encima del reconocimiento oficialmente preestablecido.
   Yo creo que Purificación Fenoll ha sabido hacer de su vida una materialización de aquella frase, de la que no recuerdo su autor, que sentencia “no podrás añadir tiempo a la vida, pero si vida al tiempo”, y es que Puri ha vivido intensamente, me consta, y ha proyectado mucho de esa vida en su entorno, de eso pueden dar fe sus hoy colaboradores más directos, ahora aquí: Alberto, Fernando, etc. Ha vivido y luchado por unos ideales que podrán, o no, ser compartidos, pero que existen, que están ahí, detrás de esa coraza, y ha tenido que hacerlo de forma continua, sin parar, es decir, sin rendirse, porque yo creo que ella es consciente de que, como decía A. Einstein, “La vida es como montar en bicicleta, si quieres mantener el equilibrio no puedes parar”, y ella no para, pues fue, es y siempre será “Puri Fenoll”, con sus luces para unos y con sus sombras para otros, como todo el mundo, pero nunca será la “estauta” de Motril y siempre será el personaje de su chiste que, dejando a un lado la "estauta" busca el camino que le lleve a su meta.
   Hoy te integras, Puri, en una Institución, para ti tal vez añeja, que posiblemente no acabes de entender muy bien, pero que has aceptado y ello, tal vez, porque tú también sabes que Ella, nuestra Academia, también tiene una meta maravillosa y no muy bien desarrollada todavía que hay que procurar consolidar: “El cultivo, fomento y difusión de la Ciencia así como de su proyección, es decir la Educación”, y eso puede hacerse desde cualquier planteamiento o ideología; esa es la grandeza de nuestra Institución y de sus hermanas que, como también decía A. Einstein, “se ata a una meta y no a personas o a ideologías”, pues es consciente, como sentenciaba Nelson Mandela, de que "La cultura y la educación son las armas más poderosas que podemos utilizar para cambiar el mundo”.
   Es mucho lo que esperamos de ti, Puri, y ya te aviso de que, yo mismo, me encargaré de recordarte continuamente el compromiso que adquieres en este momento.
   Bienvenida, pues, a la ya tu Academia de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales de Granada.
   Muchas gracias a todos por su atención.
   Se levanta la Sesión.